Nuevamente, despues de tanto tiempo, HOLA a TODOS!!!

Después de mucho tiempo, de largos meses de mucha actividad, mucha militancia, tristezas y felicidades, por aca ando regresando a retomar el vinculo con todos ustedes a través de este medio. En breve estaremos de nuevo compartiendo cosas, discutiendo y reflexionando sobro todo esto, que nos hace feliz al alma y nos da cada día un poco mas de vida. Un saludo grande.

Lucas Mercapide Darwiche

Peronista por sobre todas las cosas, militante, platense de nacimiento, Abogado egresado de la U.N.L.P.y Licenciatura en Gestión de Políticas Publicas de la UNTREF, según dicen bastante objetivo, racional y algo pensativo. Intento ser justo, solidario y fervor defensor de los ideales del peronismo que recupero Nestor Kirchner y que hoy Cristina continua con esa lucha.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Digamos adios a las AFJP

El otro dia lei algo que en verdad me hizo reflexionar... si el Estado no se ocupa de niños desnutridos o que mueren por falta de atención médica esta incumpliendo una de sus funciones esenciales y todos lo repudiamos.

Si se despreocupa por la calidad educativa y acceso al estudio de la población también estaría faltando a una de sus obligaciones básicas, tambien se mencionaba ciertamente que si el estado no tiene compromiso por garantizar la seguridad personal y de defensa de las fronteras nacionales estaría eludiendo responsabilidades propias afectando la tranquilidad de la población o si se descuidara el horizonte de ingresos de los trabajadores en la etapa de retiro del mercado laboral estaría vulnerando uno de los principales pilares de su indelegable objetivo de cohesión social, etc, etc.

Todos estos justos reclamos no han sido satisfechos a lo largo de las últimas décadas por los sucesivos gobiernos que transitan por el poder y, por lo tanto, ejercen el control del sector público por lo cual han sido por demas veces criticados.

El legítimo reclamo de gran parte de la población se encuentra en que el Estado debe asumir con solvencia esos deberes indispensables para fortalecer la sociedad. Pero, a veces, esto implica enfrentar al poder, que no es otro que el económico.

Poner fin a las AFJP es una medida trascendente para que el Estado pueda cumplir con más autoridad una de esas tareas fundamentales. Para ello se debe tocar al poder financiero.

Como se sabe, nunca es buen momento para afectar esos intereses, ya sea porque la economía está creciendo y no hay que perturbar las expectativas o ya sea porque existe una crisis y se corre el riesgo de agudizarla.

De esa forma, desde hace varias décadas esa lógica extorsiva ha vuelto intocable al poder financiero.

Claramente estoy de acuerdo con que limitar el debate a la gestión del Gobierno y a los motivos que lo llevó a impulsar esa iniciativa resulta un abordaje político de vuelo bajo y, en realidad, encierra la defensa de los intereses mezquinos del poder financiero, el otras palabras seria "embarrar la cancha".

Desde todos los puntos de vista, se debera coincidir que la medida de terminar con las AFJP, es una medida que busca avanzar sobre el poder financiero, en base a la reconstrucción del sistema previsional, la previsibilidad de las jubilaciones y la justicia distributiva.

Lo que está en discusión no es un determinado gobierno, sino el rescate del sistema de seguridad social que excede a una administración. Esta, la próxima, que puede ser de otro color político, y las sucesivas podrán manejar un régimen jubilatorio que ya no será un botín de la asociación de financistas & afines. Se ponen en juego la concepción de sociedad y las funciones y derechos sociales que el Estado debe atender.

Cuando esas obligaciones son transferidas al sector privado, además de convertirse en un negocio de intereses particulares, provocan una fragmentación social y ruptura de lazos de solidaridad.

La idea de la salvación individual acumulando fondos en una cuenta de una empresa financiera ha sido la gran obra maestra del neoliberalismo. Las privatizaciones de los servicios públicos no tardaron en mostrar su rostro oscuro de malas prestaciones, pocas inversiones en infraestructura, segmentación de clientes favoreciendo a los de mayores ingresos, desestructuración productiva de proveedores locales y ganancias fabulosas para los grupos de control. Las bondades que el marketing presentaba por el manejo privado de servicios esenciales para la población se revelaron vacías, quedando totalmente fragil la fantasía de futuro venturoso que tan bien supieron construir a fuerza de millonarias campañas de publicidad.

Esa falsa idea de la salvación individual está incorporada por muchos de los afiliados a esas administradoras pese al desprestigio de los bancos luego de la estafa del corralito, de la impunidad del sistema financiero y del fracaso estrepitoso del fundamentalismo de mercado de Wall Street.

El argumento irritado que sostienen esos aportantes es que ellos son dueños de decidir si quieren ser estafados o no por las AFJP. Estos mismos trabajadores padecen de la ilusión monetaria de pensar que tienen un fondo de 50 mil, 100 mil y hasta 200 mil pesos, y que son personas afortunadas con ese dinero propio porque podrán tener una muy buena jubilación privada.

Esos montos brindan esa sensación de redención individual frente al resto del mundo miserable. Pero no es así.

No poseen un derecho patrimonial sobre esos fondos como si fueran cajas de ahorro, sino que es un derecho previsional. Cálculos actuariales, crecimiento de la expectativa de vida y la lógica financiera de las compañías privadas que pagarían esa jubilación (aseguradoras de retiro) muestran con datos “objetivos”, como gustan hablar los abanderados de la restauración conservadora, que las AFJP son una estafa conceptual en términos de previsión social.


UN CLARO EJEMPLO...???? el Modelo Chileno de AFJP

El modelo chileno de jubilación privada de AFP, en 2011 cumplirá treinta años de vigencia, lo que implica un modelo que ya alcanzó su estado de maduración.

Alrededor de 100 mil chilenos alcanzan por año la edad de jubilar.

De ese total, unos 50 mil todavía siguen siendo atendidos por el sistema público por el período de transición entre el régimen estatal y el privado. De los restantes 50 mil, más de la mitad descubre que los fondos acumulados en las AFP no les alcanzan para lograr la pensión mínima, y tampoco tienen los aportes requeridos para conseguir la garantía estatal (20 años de contribuciones).

Aquellos que están en edad de jubilarse, la mayoría se encuentra con que sus pensiones de AFP son menos de la mitad de las que obtienen sus colegas de similar edad y remuneración que lograron permanecer en el sistema antiguo. Más de la mitad de los afiliados son mayores de 36 años y aportan menos de 4,2 meses por año.

En esas condiciones, más de la mitad de la fuerza de trabajo chilena –3,5 millones de personas– no tiene cobertura digna de parte del sistema de AFP, como no sea retirar los magros ahorros acumulados. Esta conclusión surge de estudios recientes de la Superintendencia de AFP e incluso de la propia Asociación de AFP.El fin de las AFJP se adelanta a ese descampado previsional, que ya se vislumbra con los actuales jubilados privados.

Del total de 445 mil que existen en la actualidad, casi el 80 por ciento requiere de algún tipo de asistencia del sector público para alcanzar un haber mínimo, con 33 mil jubilados que ya tienen su cuenta individual consumida. Se expone así con contundencia la falsa idea de la salvación individual: el Estado, por el deber indelegable de garantizar derechos sociales esenciales, como bien exige la sociedad y la opinión mediática, conjura para los trabajadores el desierto previsional que le esperaría con las AFJP.

En Argentina la AFJP deben recibir por parte del estado el subsidio de mas de 4000 millones al año para brindarles a sus administrados jubilaciones minimas. En cinco años el estado Aregentino debera auxiliar a los afiliados a las AFJP Argentinas con las de 25.000 millones por los malos negocios efectuados por sus administradoras. Un costo demasiado alto para el negocio de unos pocos no?? ASI PARECE...

LUCAS MERCAPIDE DARWICHE