Nuevamente, despues de tanto tiempo, HOLA a TODOS!!!

Después de mucho tiempo, de largos meses de mucha actividad, mucha militancia, tristezas y felicidades, por aca ando regresando a retomar el vinculo con todos ustedes a través de este medio. En breve estaremos de nuevo compartiendo cosas, discutiendo y reflexionando sobro todo esto, que nos hace feliz al alma y nos da cada día un poco mas de vida. Un saludo grande.

Lucas Mercapide Darwiche

Peronista por sobre todas las cosas, militante, platense de nacimiento, Abogado egresado de la U.N.L.P.y Licenciatura en Gestión de Políticas Publicas de la UNTREF, según dicen bastante objetivo, racional y algo pensativo. Intento ser justo, solidario y fervor defensor de los ideales del peronismo que recupero Nestor Kirchner y que hoy Cristina continua con esa lucha.

martes, 11 de noviembre de 2008

Kirchnerismo y nuevo paradigma

Cuando se habla de Kirchnerismo, la fecha que solemos citar para referirnos a su inicio es el 25 de mayo de 2003, día de la asunción de Néstor Kirchner como Presidente de la Nación. No cabe ninguna duda que así es. Pero sería injusto no comenzar en estos tiempos a analizar la segunda etapa, ésta que estamos transitando y que se inicia el 10 de diciembre de 2007, cuando Cristina asume la responsabilidad de gobernar hasta el 2011.
Fue en la primera etapa, tal vez el momento de apagar el incendio o, como le gusta decir a Néstor, de salir del infierno. Pero es el 10 de diciembre de 2007 el día que el gobierno comienza a delinear la profunda transformación que la Argentina vive en estos días.
Es a partir de esta fecha cuando los odios más viscerales -del sector más rico de la Argentina y su extensión, el medio pelo argentino- se ponen al descubierto de manera absoluta.
El largo conflicto con los productores agropecuarios por la Resolución 125, la elaboración de una nueva Ley de Radiodifusión y ahora la eliminación del Sistema de Capitalización Jubilatoria, son apenas las primeras medidas reales y concretas hacia la redistribución de la riqueza pero, por sobre todo, hacia la resignificación de valores y símbolos que no se ejercían desde el poder político desde el primer gobierno de Juan Domingo Perón.
Si algo triste sucede es que el pueblo, después de tantas décadas de coloniaje cultural no puede hacer carne, en todo su esplendor, este cambio de paradigma que el país transita. Pero el tránsito es lento y doloroso. Tal vez, para la militancia del Proyecto Nacional, incluso un tanto ingrato. Pero la nobleza de la causa alimenta las convicciones de seguir en ese rumbo. La vuelta al primer peronismo amerita pensar en, por lo menos, un eje cuya existencia difícilmente alguien pueda negar (pero sí odiar): la intervención del Estado –con sus aciertos y errores- en todos los planos posibles.
En este sentido, aún parece no haberse saldado una de las más pesadas herencias neoliberales: el funcionariado del Estado. Gran parte de funcionarios de segundas a cuartas líneas no creen ni confían en el Proyecto Nacional. Podrán decir cualquier cosa en público, pero en la privacidad de sus despachos no comulgan con el gobierno de Cristina. Tienen años en sus funciones, han rotado de lugares, han sobrevivido a distintos gobiernos –incluidas las dictaduras- y se reciclan permanentemente.
Pero hay que reconocer también que distintas organizaciones sociales -que han resistido las políticas neoliberales en los años del menemismo- tuvieron en el gobierno de Néstor Kirchner participación en el Estado, sin haber logrado superar la lógica de la resistencia y la marginalidad a la hora de pensar y construir el Estado. Les ha faltado planificación y estrategias de mediano y largo plazo.
En definitiva, es Cristina quien, a partir del 10 de diciembre de 2007, piensa y ejecuta las primeras medidas de transformación real, sentando las bases para la reconstrucción del Estado y la redistribución de la riqueza.En este contexto, el nuevo Sistema Previsional Argentino (SIPA) será un emblema en el tránsito entre paradigmas. Su gestión desde ANSES será seguida con lupa milimétrica. Será función autodefinida de los medios masivos de comunicación el tratar de encontrar “hechos poco felices” para salir con los tapones de punta. Cumplirán el rol de oposición porque en definitiva ellos son parte de todo el entramado neoliberal de los años noventa. Como escribe Norberto Ivancich, “las instituciones no se vuelven creíbles a partir del mero cambio de autoridades, sino a partir de constatar el ejercicio efectivo de nuevas actitudes que desembocan en acciones concretas que mejoran la vida diaria de las personas. Se debe pasar de la legitimidad de origen a una nueva consolidación de legitimidad de ejercicio”. Es decir, estamos en gateras, marco legal aprobado en el Parlamento; sólo queda legitimación del ejercicio los próximos meses. Y como la única verdad es la realidad, el Pueblo sabrá decidir a la hora de elegir en las próximas elecciones. Y es aquí donde la juventud, la militancia debe acompañar con política la transformación real. En la calle, en los barrios y demostrando capacidad de gestión pública y compromiso con el Proyecto Nacional. Leonardo Farías